Entre los actos de la IIª SEMANA DE PASTORAL SOCIAL de la Diócesis de Getafe con el lema "EL SUR DE MADRID TIERRA DE ACOGIDA", el 14 de abril se realizó un acto de presencia en el calle manifestando el compromiso con la situación de los inmigrantes. El acto se clausuró con la lectura del MANIFIESTO:
“Venid benditos de mi Padre… porque era emigrante y me acogisteis” (Mt 25,35)
"Cuando celebramos la Pascua, nuestra fe en Jesucristo Crucificado y Resucitado, y ante el incremento de los flujos migratorios, gran desafío para la sociedad española ante la integración de las personas inmigrantes que llegan a nuestras tierras escapando de situaciones de gran precariedad,
AFIRMAMOS:
1. Todas las personas tienen derecho a la migración. El derecho a buscar mejores condiciones de vida en otro país. La emigración es un fenómeno tan antiguo como la humanidad No podemos olvidar la misma Declaración de los Derechos Humanos
2. El inmigrante es una persona con la misma dignidad y derechos que los demás. Tiene la dignidad de persona y de hijo de Dios. Debe ser reconocido y acogido como persona y como hermano. El inmigrante no es una fuerza de trabajo es una persona.
Desde la dignidad de la persona, el inmigrante irregular tiene derechos y no puede ser ignorado.
“La condición de irregularidad legal no permite menoscabar la dignidad del inmigrante el cual tiene derechos inalienables que no pueden violarse ni desconocerse” (Juan Pablo II, mensaje Jornada Mundial de las Migraciones, 1995)
“Como signo de unidad y, por tanto, como signo y fuerza de agregación de todo el género humano, la Iglesia es el lugar donde también los emigrantes indocumentados son reconocidos y acogidos como hermanos”( Juan Pablo II, mensaje Jornada Mundial de las Migraciones, 1996)
“Las personas, "con papeles o sin papeles" tienen unos derechos fundamentales "que hay que respetar y que hay que atender" (Monseñor Sánchez, Obispo de Sigüenza Guadalajara),
3. Toda persona por ser imagen de Dios tiene la dignidad de trabajador que debe ser respetada y promovida. Por eso los derechos laborales deben ser respetados y potenciados. Los trabajadores inmigrantes deben tener los mismos derechos laborales que tiene cualquier trabajador.
En efecto, los emigrantes son a menudo víctimas del reclutamiento ilegal y de contratos precarios, en condiciones miserables de trabajo y de vida, y sufriendo abusos físicos, verbales e incluso sexuales, ocupados durante largas horas de trabajo y, con frecuencia, sin acceso a los beneficios de la atención médica y a las formas normales de aseguración. (Erga migrantes Cáritas Christi,6)
4.- Los inmigrantes son una riqueza para el país que los recibe tanto humana, como cultural y económicamente.
“las migraciones, sin embargo, favorecen el conocimiento recíproco y son una ocasión de diálogo y comunión, e incluso de integración en distintos niveles (Erga migrantes Caritas Christi,2)
DENUNCIAMOS:
1.- Que las propuestas legislativas no deben olvidar que los inmigrantes son ante todo personas, hijos de Dios, con sueños, con ilusiones y con familias que dependen de ellos.
2.- El riesgo de que afloren actitudes de xenofobia en la sociedad
3.- Que el anteproyecto de la nueva Ley de Extranjería penaliza la solidaridad humana, restringe el derecho a vivir en familia, contempla un trato incorrecto a los menores de edad, primando la condición de extranjeros sobre la de menor, y dificulta al máximo el acceso a los recursos judiciales, sanitarios y educativos.
4.- La utilización de la crisis económica como justificación para aprobar una ley que no va a resolver los graves problemas económicos y de desempleo del país.
PROPONEMOS
Retomar la necesidad de un consenso social que pueda dar lugar a un Pacto de Estado sobre el Hecho Migratorio, asentando las bases para un nuevo modelo de sociedad abierta a los valores de la diversidad , la solidaridad, la participación y la integración en el plano Nacional, Autonómico y Local.
Asegurar el acceso a los derechos sociales básicos para todas las personas que viven entre nosotros, utilizando el Padrón continuo para conocer con seguridad la residencia de los beneficiarios.
Desarrollar políticas de integración.
En el Año Europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social, animamos a nuestros gobernantes a liderar un modelo de sociedad española y europea inclusiva e integradora.
Una economía y una sociedad al servicio de la persona, donde se respete la dignidad humana y se priorice al que sufre y al que menos tiene.
NOS COMPROMETEMOS
A defender el derecho de las personas a emigrar.
Asumir la defensa pública de los inmigrantes, favoreciendo un cambio de mentalidad social en esta materia.
Como Iglesia nos comprometemos a “sensibilizar a la población para que veamos siempre a los inmigrantes como personas y no como portadores de documentos o como sujetos a los que el mercado da una cualificación”.
Suscitar dentro y fuera de la Iglesia una reflexión serena sobre los retos que plantea la convivencia de tradiciones culturales diversas.
Trabajar de manera activa en nuestros respectivos ámbitos diocesanos en la defensa de la dignidad de las personas, independientemente de su situación administrativa, para incidir frente a nuestros interlocutores sociales y políticos en los principios legales y humanos que se recogen en nuestra propuesta.
Crear espacios de acogida en nuestras comunidades cristianas. Frente a la percepción del inmigrante como alguien extraño y hostil, existe la alternativa de convivir, y descubrir la alteridad. “La Iglesia ha de aparecer siempre como fiel discípula del Señor que nos dice: Fui emigrante o forastero y me acogisteis. Esto se traduce en el trato de toda persona, independientemente de su condición legal, social, religiosa… como exigen su dignidad humana y sus derechos fundamentales; más aún, como hermano; es más, como al mismo Jesús que viene a nuestro encuentro y demanda nuestra ayuda”(Mons. José Sánchez. Obispo de Sigüenza –Guadalajara).
A trabajar con movimientos sociales, foros e instituciones que trabajen en beneficio de los inmigrantes y con los creyentes de otras religiones, donde regirá el respeto al derecho de la libertad religiosa, dentro del diálogo interreligioso y de la ayuda sin discriminación.
Como conclusión NOS COMPROMETEMOS a un cambio de estilo de vida que dé lugar a un cambio de sociedad donde no haya excluidos ni extraños, buscando siempre el Reino de Dios y su justicia".